Áyax, O ANTIHÉROES Con motivo de la presentación de la nueva traducción al catalán de Feliu Formosa y Joan Casas de las tragedias de Sófocles por Àngels Bassas

"No hay mal peor que ser juguete de un destino implacable", nos dice Tecmessa a la tragedia Áyax, de Sófocles. Este es uno de los elementos principales de la tragedia griega: asistimos a las vicisitudes de los héroes que las encarnan sabiendo como espectadores, que están dirigiéndose hacia su perdición o por lo menos a un destino fatal. Nos convertimos en testigos de fuerzas opuestas (sea entre hombres y Dioses, sea en el choque por oposición de dos puntos de vista igualmente justificados, que se tensionan y entran en conflicto: Creonte / Antígona, Áyax y los Atridas, Electra / Clitemnestra ...) . Somos observadores de la inseguridad de la existencia humana, vemos estas "juguetes" en manos del destino (aunque en Eurípides entra en juego también la voluntad humana), personajes, semi-Dioses, héroes, símbolos, mitos o arquetipos que con sus errores se vierten a la desgracia o el sufrimiento, pero también a la transformación; porque la experiencia del dolor nos lleva a la comprensión.
Áyax, no es una de las tragedias más conocidas, y sin embargo, a mí personalmente, es un personaje que me ha obsesionado a lo largo de los años, hasta el punto de escribir una obra de teatro con la versión femenina de su nombre: Áyax. Este tipo de Quijote griego del siglo quinto antes de Cristo, que pierde el entendimiento matando corderos y otros animales, pensándose que mata a los aqueos (me pregunto hasta qué punto Cervantes pensaba en él cuando escribió El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, con un Quijote contra molinos de viento creyendo que eran gigantes, sus enemigos imaginarios, al igual que Sófocles lo hizo, muchos siglos antes, con un Àiax destripando bestias). Para mí, Áyax convierte en el símbolo de la injusticia. Él, el único héroe que ha luchado incansablemente y con perseverancia sin la ayuda de nadie (los héroes griegos solían ser ayudados por alguna divinidad, pero él rechaza esta ayuda) al final ... nadie le valora. Áyax simboliza la gran injusticia que se comete contra el que lo ha dado todo y ve como el final de todos sus esfuerzos, proezas, trabajo e implicación ... se le arrebata el premio, y es otro, Ulises ... el "mimado o favorito ", el que se lleva injustamente los elogios o las recompensas (las armas de Aquiles que debían ser para el más valiente de todos).
Trasladar esto a unos ojos contemporáneos y tendrá numerosos ejemplos del nudo que se te hace el vientre cuando se produce una gran injusticia: la de los poderosos hacia los más débiles ... en el ámbito laboral cuando un trabajador lo da todo y no es valorado, o le dan a otro el cargo, el trabajo, o el aumento de sueldo ... cuando un hombre maltrata a una mujer que le ha dado todo ... cuando un amigo traiciona tu confianza ... cuando hagas lo que hagas no ves recompensados tus esfuerzos ... etc, etc. Y evidentemente el tema del suicidio, al darse cuenta de su locura, la dignidad propia, o la soledad: "... la soledad en que se encuentran las grandes figuras de Sófocles, y en general todas las personas realmente grandes que hay en el mundo "(Albin Lesky, La tragedia griega, editorial El Acantilado, por si os interesa saber más sobre tragedia griega).
Y ya que hablamos de libros, nos debemos congratularnos y celebro enormemente la reciente aparición de una nueva versión y traducción de las obras de Sófocles, de la mano de dos grandes Maestros: Feliu Formosa y Joan Casas, auspiciados por el también generoso e incansable Carles Batlle (a quien por cierto felicitamos por su reciente premio Octubre de teatro), que está resucitando las publicaciones del Instituto del teatro junto con la editorial Comanegra. A "Sófocles / Tragedias", en la versión de Casas / Formosa, encontrará: Áyax, Las mujeres de Traquis, Antígona, Edipo Rey, Electra, Filoctetes y Edipo en Colono.
Asistí a la presentación del libro en la pequeña y entrañable librería Umbría de la calle Girona. Curiosamente detecto la coincidencia de la presencia del helenista Jaume Pòrtolas el prólogo del libro que os he mencionado antes sobre tragedia griega y también fue él el maestro de ceremonias en la presentación de esta nueva versión de las tragedias de Sófocles. Para mí fue un placer inmenso oír hablar a Joan Casas sobre "pasar por el cuerpo el texto" y sobre el concepto de acción, inherente al verbo, ante la cara de estupefacción de algunos filólogos allí presentes. Como actriz entendí perfectamente lo que Juan quería decir cuando hablaba de la cosificación o respiración del texto a la hora de decirlo, ya que para un actor es muy diferente encontrarse el verbo al final de un fragmento de frase larga, que al principio. Porque el verbo en interpretación, condiciona nuestra acción. Y yo añadiría, Juan, que en mi caso, como actriz, mi obsesión llega hasta extremos de absoluta precisión en la lectura que pueda hacer de un texto, porque incluso la puntuación, me condiciona la interpretación o la cadencia de mi elocución. Unos puntos suspensivos, una coma o unos dos puntos, a mí me hacen leer e interpretar de maneras diferentes. Como actriz el texto es como mi partitura musical con sus notas ... Y efectivamente no es lo mismo decir un texto con el verbo colocado en un lugar u otro, con una sintaxis forzada o con unos adjetivos complicados o en desuso (como dice Casas, traducciones filológicas excelentes como las de Carles Riba, pero difíciles de decir). Ya los actores necesitamos que el texto "deslice" ... como decimos en el argot teatral.
Y me encanta sentir en Formosa diciendo que han hecho esta versión pensando en facilitar el trabajo de los actores y actrices (en su caso nacieron de la voluntad de re-escribir las tragedias para sus estudiantes de interpretación). Y me gusta compartir la misma preferencia o especial predilección que Formosa dice tener por los personajes "marginados" y para mí casi antihéroes: Áyax y Filoctetes (obra muy poco representada que he tenido el placer de interpretar hace varios años en el papel masculino de Neoptòlem en una versión de Heinner Müller, en la Beckett, y en dos ocasiones, tuvo la suerte de ponerme en la piel de Electra, con un intervalo de doce años, en el 2003 al Griego y el 2015 en el TNC, como si el personaje me persigue como las Erinn ...). Aprendemos mucho interpretando, leyendo, tocando, escuchando, viviendo y viendo tragedia griega. Espero que este nuevo hijo literario, herramienta necesaria tanto para el teatro, como para amantes del mundo helenístico o filológico, nos regale también nuevas voces trágicas en el escenario, en aquella maravillosa e irrepetible experiencia de la catarsis colectiva , definida por Aristóteles como la experiencia de la compasión y el miedo, pero desde la protección de una confortable sillón .... ÁNGELES BASSAS Diciembre del 2019

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