Sobre la imperfección y la belleza Un viaje iniciático por Àngels Bassas
Àngels Bassas, actriz, escritora, articulista, reflexiona en esta ocasión en torno a la película El viaje de Marta (Staff Only), dirigida por Neus Ballús e interpretada en los papeles principales por Elena Andrada, Sergi López, Diomaye A. Ngom , Ian Sansón, Madeleine C. Ndong y Margi Andújar. Un artículo que es una lección de interpretación y un elogio del impudor a mostrar todo sin filtros, sin maquillajes, sin miedo a la fealdad que escondan la verdadera belleza.
Desde que nacemos emprendemos un viaje incierto que nos lleva no sólo a crecer y desarrollarse físicamente, sino también a adquirir conocimiento. La conciencia y el descubrimiento de las cosas a través del intelecto, pero también a través de la experiencia práctica de la vida, que a menudo nos estampa contra la realidad, desmontando nuestras expectativas. Lo que en el mundo de la interpretación actoral se conoce como "expectativa"; lo que el personaje espera que pase ... obedeciendo a sus deseos, necesidades o "objetivos", que tarde o temprano encuentran un "obstáculo" que desencadena el "conflicto", un concepto inherente al hecho teatral. Sin conflicto, sin objetivos, sin "acción" no hay teatro. Al igual que en la vida, donde nada es plano, donde inevitablemente hay altibajos, "giros", cambios, y adaptación a los imprevistos. Esto es lo que le pasa al personaje de Marta, de la película El viaje de Marta (Staff only), un film dirigido por Neus Ballús, que he podido ver esta semana en los cines Verdi Park. Marta (interpretada de forma muy pura y limpia por Elena Andrada), es una chica de diecisiete años, con todas las "circunstancias dadas" (otro concepto de interpretación) propias de su edad. Vemos en ella la desgana, la inquietud, el malestar, los cambios de humor y, sobre todo, el rechazo y la rebeldía inherentes a la adolescencia, contra cualquier forma de autoridad, en este caso encarnada por la figura paterna, interpretada por un brillante Sergi López.
El padre, que trabaja para una agencia de viajes, lleva de vacaciones a sus dos hijos, Marta y Bruno, también pre-adolescente (por cierto interpretado de forma muy natural por Ian Sansón), un resort, un pequeño hotel en el África, los días antes de ser mayor de edad. Los dos hermanos adolescentes se verán abocados a hacer actividades "programadas", con unas ácidas y divertidas escenas de las actividades lúdicas como un bingo de ancianos, safaris, fiestecillas hoteleras, o la participación en danzas tradicionales del lugar, que la hipocresía del sistema o engranaje turístico crea, en contraste con el ambiente, necesidades y miserias de los habitantes autóctonos. Marta no hará sólo un viaje a Senegal: hace también un viaje iniciático, donde descubrirá por primera vez el dolor del descubrimiento de las decepciones ... y el consecuente conocimiento que se deriva. Inmersa y totalmente reacio a las propuestas de excursiones que el padre les hace, en la anticipación errónea de un aburrimiento mortal, y ávida de nuevas experiencias que le estimulen, a Marta se le despierta la sexualidad, conoce el amistad, comete errores, se divierte y también sufre ... y en definitiva emancipa durante este viaje, hasta terminar en una preciosa escena de reconciliación o yo, más bien, diría de reconocimiento, entre el padre y la hija. Neus Ballús es una directora con un background en el mundo del documental, y esa huella se nota. Alterna las imágenes de la película con las de una cámara de vídeo de las de no hace demasiado (yo todavía tengo una), de las que aún funcionaban con una cinta pequeña de cassette y tenían esa imagen como con pequeños granitos de arena. Detrás de esta producción está el productor Edmon Roch con una brillante trayectoria cinematográfica; alguien que aún lucha con su sonrisa y su siempre cordial y generosa actitud, y que nos da inmensos frutos por el mundo del cine de nuestro país. Lo que me ha gustado de la película ha sido sobre todo una especie de impudor a mostrar todo sin filtros, a enseñarnos todo sin maquillajes ni embellecimientos. La sinceridad en estado puro y el coraje de no ocultar las imperfecciones: desde unas imágenes con primeros planos donde puedes ver absolutamente todo de las reacciones de la piel de los actores, a unas interpretaciones sin miedo a mostrarse tal como son, con sus reacciones naturales (que hacen que rías especialmente en las escenas familiares, que yo que tengo un niño pre-adolescente, reconozco como propias, como si estuviéramos espiando-en su intimidad más descarnada). En esta película no hay miedo a la fealdad. Un concepto que me gusta trasladar a mis alumnos de acting, y que siempre me he impuesto como reto de actriz. Un actor no debe tener miedo de enfangarse, de salir de su zona de confort, de mostrarse feo, imperfecto, contradictorio ... cualidades inherentes a la vida. Y como actores y actrices debemos poder sumergirnos en terrenos donde nos ponemos "en peligro". Es en estos terrenos llenos de barro donde la interpretación crece, donde el personaje se hace vivo, y donde salen verdaderas creaciones auténticas. Donde los personajes dejan de serlo para mostrarse de carne y hueso, y donde el espectador conecta con la veracidad y credibilidad de lo que ve. La vida en sí misma y, en consecuencia, cualquier recreación o reproducción de ésta en forma de arte (teatro, cine, televisión ...) es un viaje inciàtic donde las vicisitudes y alegrías modifican nuestro comportamiento, y nos llevan al conocimiento y toma de conciencia de uno mismo. Y donde la fealdad se mezcla con la belleza. Como decía Ibsen ... "... la belleza es un acuerdo entre el contenido y la forma". Y es en la imperfección donde la belleza emerge con todo su esplendor. ÁNGELES BASSAS 9 de noviembre del 2019
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